lunes, 1 de julio de 2013

La historia del pequeño Elías


- Eso no ha ocurrido jamás, dijo el hombre bala mientras se preparaba para su espectáculo, ¿dónde se ha visto un cura tan pequeño Elías?, ¿dónde?

-¿Y por qué, no?

Dijo Elías, mientras guardaba sus cosas en su pequeña maleta tras su actuación esa noche en el circo.

-Jesús, llama a todo el mundo a servirle y yo he escuchado su llamada.

-Pesas a penas como un niño de seis años, y mides setenta centímetros, es como si yo la mujer barbuda me presentara a un certamen de belleza.

-Pues yo se que para Dios todos somos iguales,

Dijo Elías mientras se iba desmaquillándose.

-Y a ver, ¿cómo vas a lograr tu gran proyecto?,

Decía  su hermana Cristal, que estaba en la habitación.

Cristal media solo diez centímetros más que su hermano, era morena y con cara de muñeca, con las extremidades bastantes proporcionadas para su pequeña estatura.

-No sé, aún no lo tengo muy claro, pero sé que Jesús de algún modo me ayudara, mirad:

 Saco de debajo de un gran sombrero que era casi tan alto como él, a un niño Jesús restaurado que no se sabe cómo había ido a parar al basurero de una de las ciudades por las que ellos iban trabajando.

Debajo de todo ese maquillaje de payaso se encontraba la estrella del circo, el payaso  Ïas

Sabía cantar, bailar y hacer reír a todo el mundo.  Era pelirrojo con muchas pecas y todavía muy joven, tenía diecinueve años pero se hacía indispensable su actuación en el gran espectáculo del mundo.

-Esta noche voy a rezar para que Jesús me guie, y ya veré como consigo lo  que quiero que es ser cura.

-¡Está bien! , dijo Bartolomé el hombre que actuaba como hombre bala, haz lo que quieras yo ya te lo he advertido. Que aquí estas seguro, pero ahí fuera te morirás de frío y de hambre. Y no te tomarán en serio.

-Jesús siempre toma en serio a los que lo siguen, el que no me tome en serio los hombres no me preocupa estoy acostumbrado después de todo solo soy un humilde payaso.

-No, no eres un humilde payaso dijo Cristal, eres la estrella del espectáculo circense de los hermanos Poveda.

-Ya, pero yo no quiero ser la estrella del circo, yo quiero ser el último como lo fue Jesús y poder servirle y dedicarle toda mi vida a él.

-No le insistas más dijo Elvira la señora Barbuda, mientras se recortaba su barba para el día siguiente. Nosotros somos su familia y si no nos escucha haya él, porque nosotros siempre lo hemos querido tal y como es.

Por la noche ya en su pequeña cama  Elías  comenzaba su oración como todas las noches, de rodillas recitaba de esta manera:

-Ya  sabes que soy pequeño de tamaño, pero eso no me ha impedido sentirme querido y protegido por ti. Ahora quiero dedicarme en cuerpo y alma a ti, si ese nos es tu deseo, házmelo saber.

Y a continuación rezo sus oraciones como todos los días, y se acostó.

En la otra parte de la habitación, en la que dormían todos los del circo, ya que Elías se negaba desde hacía bastante tiempo en dormir en su propia habitación. Cristal rezaba desde su pequeña cama:

-Señor ya sabes que yo no soy como mi hermano Elías, pero él es cabezota como pocos, y también sabes que no se puede quedar solo porque es tan pequeño que le sucedería algo. Ayúdame de alguna forma.

Al día siguiente todos los del circo se levantaron, y después de desayunar se dispusieron a ir a preparar cada uno sus números. Cuándo los hermanos Sierra, fueron llamados al despacho del director del circo, Don Bernardo.

Don Bernardo era el dueño del pequeño circo, lo había heredado de su familia y aunque no le aportaba grandes beneficios, si obtenía los suficientes para ir tirando y dar de comer a todas las personas que trabajaban allí.

La puerta se abrió y entraron los dos hermanos que se sentaron en unos taburetes muy bajitos que tenía para ellos, mientras esperaban atentos a ver él motivo por el cual le había llamado.

-Bien, seré muy sincero con vosotros como sabéis ayer vino el notario para leerme el testamento de mi difunto padre.

-En él aparecía el nombre de vuestra madre la gran maga payasa Amelia, que aparecía que era socia de este circo y yo no lo sabía.

-Al morir ella, mi padre obro mal quedándose con vuestra parte, pero en el lecho de muerte, se arrepintió y me  lo confesó. Y yo la verdad también he estado a punto de no hacerlo, pero esta noche he tenido un sueño bastante raro, he escuchado una voz que me decía que debía deciros la verdad.

Los pequeños hermanitos se miraron, y después de leer lo que el dueño les había entregado, volvieron a su habitación.

-¿Y ahora qué hacemos?,

-pues yo hermanita lo tengo claro, el sueño ha sido obra del Señor que quiere que le sirva, y esto me llena de orgullo y mucha felicidad.

 - Hermanito vámonos, que yo también he tenido un sueño siempre, y no he podido cumplirlo hasta ahora. Cómo ya sabes a  mí siempre se me ha dado muy bien peinar a la gente, yo quiero ser peluquera, tú podrás estudiar y yo podré poner mi propio negocio.

-¿Y qué hacemos con la gente del circo?,

-Pues podemos vender nuestra parte dijo Cristal que era bastante echada para adelante.

Elías junto sus pequeños dedos y silbo, todos los del circo sabía que era la señal para tener una reunión.

-Mi hermana y yo vamos a irnos, acabamos de enterarnos que nuestra madre  nos dejo una parte de este circo y queremos saber si alguien de vosotros quiere comprarla.

-Vaya dijo la señora barbuda, que ya estaba completamente vestida con su vestido rosa de lentejuelas,  yo tengo un poco de dinero ahorrado me interesaría eso de ser empresaria.

Y desde el cañón el hombre bala también dijo que tenía algo ahorrado, juntos sumaban la cantidad que pedían los hermanos.

Esa misma tarde y después de firmar los papeles, y tener una comida de despedida.

Los hermanos Sierra, se marcharon del circo sin saber muy bien lo que les esperaba.

Elías con su niño Jesús en su pequeña maleta, y Cristal también con la suya.

Llegaron a un pueblo llamado Pozoblanco  , allí se dirigieron los dos a un hostal llamado Barbará.

En la recepción se encontraba una mujer con cara de ser muy simpática, que se llamaba Curry tenía unos grandes ojos azules y era bastante gordita.

-¡Buenos tardes!, ¿En qué puedo ayudarles?

-Queremos una habitación para los dos, cómo usted puede ver no somos grandes así que si tuviera alguna en la que los muebles no fueran  muy altos se lo agradecería buena señora, dijo Elías.

-Sabes lo que estoy pensando, que voy a hacer algo mejor que daros una habitación como a las que les doy al resto de la gente. En la planta de arriba tengo las habitaciones para los niños, cuando vienen familias enteras. Os lo dejare al mismo precio que a estas familias, son dieciséis mil quinientas pesetas.

-¡Perfecto!, dijo Cristal iluminándosele el rostro, otra cosa señora ¿podría usted ya que somos tan pequeñitos dejarnos una escalera?, es que mi hermanito y yo estamos solitos en el pueblo.

-Sí claro, no pasa nada pero eso sí no quiero que me llaméis Señora, ya tiene una bastante con el paso de los años, cómo para que ahora la llamen señora.

-Esperad que os acompaño, cogió de la mano a los chicos  y los subió por el ascensor a la vez que iba entablando una conversación para saber algo más.

-¿Y venís para muchos días?,

-Pues en principio sí, todo depende de cómo se desarrolle nuestros proyectos.

Ya hemos llegado esta es vuestra habitación, la habitación 777,

 -¡Es un gran número!  Dijo el pequeño muchacho.  Usted ¿sabe que en la biblia aparece muchas veces este número?

-Sí por supuesto, yo colaboro como catequista en la parroquia del pueblo, lo que ocurre es que no es muy normal que gente tan joven sepa esas cosas.

-¿Cuántos años tenéis?, pues Señora mi nombre es Cristina y tengo veinticinco años, aunque todo el mundo me llama Cristal, y este es mi hermano Elías que tiene diecinueve.

-Pues mi nombre es Curry y tengo cuarenta y ocho años y estoy para serviros todo lo que necesitéis.

-Curry ¿Sabes cuándo puedo hablar con el sacerdote de aquí del pueblo?

- Sí, ¿Por qué?

-Es que querría comentarle una cosa, es que me gustaría que me explicara qué tengo que estudiar para ser sacerdote.

-Es muy curioso, ¿Y tu Cristal, no quieres hacer algo parecido a lo de tu hermano?

-No, yo no he recibido la llamada, yo quiero ser peluquera.

-Ayer, dejamos nuestros  antiguos trabajos, como payasos en el circo.  Y ahora queremos cumplir nuestros sueños de verdad, y sobre todo no quiero dejar a mi hermano pequeño solo.

-Os tengo que dejar,  a las dos y media es la comida, si queréis podéis comer aquí eso sí va fuera del precio.

-Sí, pero antes tenemos que ir al banco, ¿Usted sabe de alguno que este cerca?

-Hay uno cruzando la calle, a estas horas no suele estar muy lleno dijo la señora del hostal.

-Vamos hermanito a la habitación, que tenemos muchas cosas que hacer.

En la habitación 777, había una cama pequeña que para ellos era casi de matrimonio. Así que los dos decidieron que por la noche  dormirían juntos, se cambiaron de ropa y salieron al banco.

En el banco, ocurrió lo que ya temían después de coger su número.

-El número 12 dijo la chica del banco, doce volvió a repetir. Cuándo  escucho una voz muy pequeñita, sí aquí abajo nosotros, es que no llegamos a su mesa, pero estamos aquí.

La mujer pensando que era una broma, se asomó y pudo ver a las personas más bajitas que ella hubiera imaginado nunca.

-¿Qué desean?

-Pues mi hermano Elías y yo hemos vendido la parte de un negocio que nos habían dejado y queríamos hacernos un cuenta en su banco.

-¿y cuánto dinero es?

-No mucho la verdad, pero es lo que había unos siete millones.

-No es demasiado es cierto, pero no está nada mal.

-Pues os recomiendo que una parte la pongáis en una cuenta corriente y otra a plazo fijo.

-De acuerdo, nos parece bien

-¿Dos cuentas por separado?

-No, nosotros somos familia y a parte nos llevamos muy bien así que juntos por supuesto dijo Elías.

-En una os pondré tres millones y medio de pesetas y en la otra el resto

-Firmar aquí

Y ahí que cogieron los bolígrafos que eran tan altos como ellos, pero para su desgracia  no podía escribir.

-Señora, nosotros en el circo cuándo teníamos que firmar, nos daban un tapón para poner nuestra huella dactilar.

-Así lo haremos, saco un tapón y Elías y Cristal pusieron su diminuto dedo pulgar, primero  uno y luego la otra, de esta forma pudieron abrir su cuenta.

-Ahora, queremos una tarjeta de crédito para cada uno y nuestra cartilla, replico Cristal,

-Es que tenemos muchas cosas que hacer, y no nos podemos parar mucho.

Y cada uno se llevo su cartillita y su tarjeta de crédito en el bolsillo más un poco de dinero que habían pedido.

Volvieron al hostal y Curry ya les había preparado el almuerzo, eran unos deliciosos guisantes con huevo cuajado que les encanto a los dos.

Antes de comer Elías junto sus manitas y se dispuso a rezar:

-Jesús: Cristal y yo te damos gracias por estos alimentos que nos has puesto hoy en nuestra mesa, y te pedimos que al alimentarnos con ellos nos ayuden a ser mejores personas y a hacerle la vida más agradable a los que nos rodea. Por la gloria y el poder por los siglos de los siglos, Amén repitieron los dos juntos a la vez

-Cristal, yo tengo claro que voy a hablar con el sacerdote pero y tú ¿Cómo lo vas a averiguar para ser peluquera?

-Mira hermanito he estado pensando en varias cosas, y al final he decidido que voy a enterarme de cuánto vale una maleta con el material necesario para trabajar como peluquera, si es muy cara como no me apetece tocar mucho el dinero que nos dejo mama, cogeré y buscare trabajo para nosotros siempre hay trabajo animando cumpleaños y cosas de esas.

-Buena idea Cristina, pero si me necesitas puedes contar conmigo ya sabes que todavía no he colgado el traje de payaso.

Después de comer y volver de nuevo a su habitación y lavarse sus dientes  poniendo la crema dentífrica en sus pequeños dedos anulares. Salieron a la calle para ir a la Iglesia, las personas que vivían en el pueblo, los miraban de arriba abajo y no paraban de decir cosas y cuchichear.

Llegaron a la Parroquia del pueblo, y estaba abierta la puerta así que después de hacer la genuflexión delante del sagrario se dispusieron los dos hermanitos a hablar con el sacerdote.

-¡Hay Cristina! , hermanita que nervioso estoy, dijo Elías  veras  lo contento que se va a poner el cura, cuándo se entere que yo quiero servir a Jesús, porque hay muy pocas vocaciones lo sé porque el cura del circo el Padre Rafalín , me lo dijo.

Cristal suspiraba con bastante incredulidad, no pensaba que ese sacerdote fuera a  ponerse tan contento como pensaba Elías, pero si le decía algo feo para eso estaba ella para defenderlo.

Con mucho esfuerzo entre los dos empujaron la puerta de la sacristía y miraron salón por salón buscando al sacerdote.

Cuándo escucharon un poco de ruido, y una luz que venía de una habitación, llamaron a la puerta.

-Adelante, dijo una voz joven, ¿Qué desean?

-¿Quiero Padre ir al seminario?

El Padre Santiago, que estaba poniendo unos papeles en orden sólo escucho una voz muy fina, cuándo levanto su cabeza y los vio  se frotó los ojos al menos tres veces.

-¡Dios mío!, ¿que sois?

 

-Tomo la palabra Cristal, pues somos dos cristianos católicos, Padre mi nombre es Cristina y tengo veinticinco años, y este es mi hermano Elías que tiene diecinueve  y quiere ser sacerdote.

Después de reponerse del susto inicial, el Padre Santiago, les ofreció asiento.

-Huy esas sillas son  muy altas, mejor nos sentaremos en el suelo, hemos traído nuestra toalla para  no mancharnos. Y de su bolso sacó una toalla, y se sentaron en el suelo.

-¿Y eso de que quieres ser sacerdote?

-Pues sí, estoy seguro no hay nada mejor que servir a Jesús

-Ya sé que soy pequeñito, pero tengo muy claro que eso es lo que quiero hacer.

Mientras le contaba esto, del bolso de Cristal sacó unos papeles.

-Como puede ver en estos papeles, estoy bautizado, he hecho la comunión y además me confirme el año pasado.

-Y en la otra hoja, que ve debajo pone que he estudiado y tengo el bachillerato completo de humanidades con muy buenas notas. Y la selectividad  con muy buena nota con siete y medio de humanística.

-Así que ahora quiero ir al seminario, después de que Elías terminara de hablar

continúo su hermana.

-No sé lo que valen esos estudios, pero si hace falta no me importa ponerme a trabajar para que mi hermano los pueda hacer.

-Vaya, sí que lo tenéis claro

-Seré muy sincero, eres muy muy pequeño, ¿Cómo podrás celebrar la Eucaristía?

-Ya sé que mi tamaño es pequeño Padre, no hace falta que usted me diga nada, porque al igual que lo veo yo todas la mañanas, lo sabe el Señor que me ha llamado para pastorear su rebaño. Y además Zaqueo era muy bajito y se subió encima de un árbol para poder ver a Jesús, y el Rey David tampoco era muy alto y pese a ello venció a Goliat.

-Te veo seguro, mira vamos a hacer una cosa tu caso es algo inaudito, el miércoles viene el obispo de Córdoba, Don Francisco Javier, para la celebración de la Confirmación en esta iglesia, será a las ocho y media de la tarde. Sí vinierais podríais exponer tu caso , para ver su opinión.

 

-No faltaremos se lo aseguro, le dijo Cristal.

-Ahora tengo que averiguar lo de mi maleta de peluquería hermanito, he visto a la vuelta de la esquina un sitio que dice que  suministra material a las peluquerías.

Dicho y echó llegaron a la tienda y en media hora habían comprado una gran maleta para ser una buena peluquera, con sus tijeras, peine, y varios productos. Maleta que le regalo Elías, porque el también tenía dinero de sus actuaciones.

Y se volvieron al hostal, donde Curry los esperaba, para presentárselos a sus amigos catequistas de la Parroquia.

-¡Mirad que chicos más guapos tengo de inquilinos!, tenemos  que ayudarlos entre todos porque tienen un poco de dificultad por su tamaño,

Su casera, los puso a los dos sentados en  una silla, y después se dispuso a presentarles a todos sus amigos.

Curry era realmente una buena persona, divertida, alegre y no paraba de sacar a bailar a los pequeños hermanos.

Cristal se ofreció como peluquera, y les dejo su número de teléfono a todos los allí presentes.

Elías  decidió regalarle una de sus actuaciones cantando, como lo hacía en el circo.

Y luego cuando terminaron todo se fueron, los dos jóvenes eran muy felices.  La chica tenía ya dos clientas para cortarle el pelo, ¡por fin ganaría dinero como peluquera!

-Cristal, no sé que ponerme el miércoles, cuando venga el obispo debo de causarle buena impresión para que me escuche y me permita estudiar en el seminario.

-No te preocupes, si hace falta mañana compraremos un poco de tela y yo me pondré y te coseré algo, verás como todo se arreglara pronto.

Antes de mentarse en la cama, fue a donde estaba el niño Jesús.

-Jesús, gracias por el día de hoy, estoy preocupado por lo que pueda pasar el miércoles, porque no hay cosa que desee más que servirte y servir a los demás. Esta tarde cuándo he entrado en tu templo, me he dado cuenta de mis limitaciones físicas, y las de mi hermana, por favor ayúdanos a los dos. Amén

Al día siguiente, bajaron al desayuno se escuchaba cantar a  Curry y había un olor muy bueno a café recién hecho.

-¿Cómo se han levantado hoy mis niños?, pues muy bien

-¿Y tú?

-Pues yo estoy regular con la ciática, pero por lo demás bien

-Sí, te podemos ayudar en algo dínoslo, le dijo Elías

-Gracias, pero de momento no necesito mucha ayuda. Por cierto me dijo el Padre que el miércoles viene el Obispo y qué vais a hablar con él.

-Sí es verdad, pero hay algo que no se me quita de la cabeza lo de ir arreglado, no me he traído nada tan especial.

-Espera tengo una gran idea, tengo un traje muy bonito, que es  una  chaqueta azul marina y pantalón de niño que iba de paje a una boda que era muy pequeñito y de una niña también.

Y se los enseño, eran realmente bonitos, estaban todavía en su bolsita porque los novios se habían peleado y no se habían casado al final.

Se los probaron y les quedaban como un guante, como también tenían sus zapatos a juego estaban para comérselos.

Curry también se arreglo, para ir a la Eucaristía llevaba un vestido azul celeste muy brillante y unos zapatos que le encantaron a Cristal.

Cristal la peino subiendo a la escalera, Curry se miro al espejo y vio que estaba muy bien peinada.  Las señora que querían que las peinara, vinieron al hostal y ella las peino de igual modo desde la escalera.

Ya cuándo llego la hora de asistir a la misa, los dos se fueron cogidos de la mano de Curry.

En el momento de la comunión cuándo les toco el turno y Elías y Cristal pusieron sus manitas la derecha abajo y la izquierda arriba y les pusieron la sagrada forma, esta ocupaba toda la mano.

El obispo se preguntaba quien eran esas personas tan pequeñitas que sabían contestar también en la Eucaristía, y que hacían con Curry.

-Termino la Eucaristía, cuando el Padre Santiago los llamo y les expuso el caso singular de Elías al Obispo.

-Elías, vaya si que eres pequeñito, si señor y ya veo que tu hermana te quiere mucho.

-Mira te voy a decir lo que va a pasar y si aún lo aceptas te dejare ir al seminario, vas a sufrir muchas burlas por tu tamaño, si a un cura normal no se nos toma en cuenta a ti el triple. Será un camino más doloroso incluso que para el resto. Y además ¿serías capaz de dejar a tu hermana sola?

-Mi hermana se vendra conmigo, no sé cómo se arreglara pero se vendrá conmigo.

-Y si ya he pensado en las burlas, le diré que sí, que probablemente sean peores de lo que yo pienso también lo sé, pero hay tengo mi fe me aferrare a ella como lo he hecho hasta ahora.

-Está bien, la semana que viene podrás estudiar en el seminario de Córdoba, y tu hermana si no le importa me gustaría que se viniera a vivir al  Obispado conmigo, ya sé que no es lo más común, pero esta situación no se da todos los días.

A la mañana siguiente los dos hicieron las maletas, y se fueron un poco tristes por tener que dejar a Curry, pero había que intentarlo.

Cristal se fue a vivir a casa de la hermana del Obispo, que la recibió muy bien además era peluquera y las dos se pusieron a trabajar juntas.

Elías se fue, y estuvo en el seminario nueve años, Cristina su hermana bajaba todos los días que podía a verlo. Pasado ese tiempo la chica consiguió reunir el dinero suficiente para  dar una entrada para comprarse un pequeño apartamento.

Ya ordenado, fue destinado a una pequeña Parroquia, de la ciudad que se había quedado sin sacerdote ya que el que estaba antes había fallecido.

Cuando llego, vestido con su pequeña alba de sacerdote no se podía creer donde había llegado, era completamente feliz, ya había cumplido los veintiocho años de edad.

-¡Jesús que grande eres!, decía Elías mientras juntaba de nuevos sus manitas que seguían siendo tan diminutas como siempre, aquí me tienes a tus pies, hoy me estreno como pastor de tu rebaño.

Y subió con mucho esfuerzo los escalones para ir al altar, pero no le importaba, todo era poco para servir al Señor.

Eran las ocho y media de la tarde, y se disponía a celebrar su primera Eucaristía, en la Parroquia. Cuándo salió a celebrarla la Iglesia estaba llena de todos sus amigos del circo, la mujer barbuda, el hombre bala, el director y Curry que se había puesto sus mejores galas para asistir a su primera misa.

Habían venido medios de comunicación de todo el mundo, para conocer al chico menudito que no se había resignado a ser solo un payaso. A todos ellos los había llamado su querida hermana Cristal,  que  estaba ahí tan feliz como siempre, con sus compañeros del circo.  Y que además había conseguido montar su propio negocio de peluquería, con otras dos socias.

Cuando llego el momento del sermón, hablo de la similitud de su historia con el pequeño Zaqueo,

-¿Qué hubiera sido de Zaqueo si él solo sé hubiera preocupado de lo que le decían, si él hubiera hecho caso y no sé hubiera subido al  árbol para ver a Jesús? Hermanos yo también era como Zaqueo, no lo digo por el tamaño, si no porque era un hombre cobarde y sin valentía. Hasta que descubría a Jesús en mi corazón.

El momento más feliz para él fue  el momento de la consagración, cuando alzo la hostia ya consagrada que lo tapaba y no permitía a casi nadie verlo.

 Luego cuando tuvo que dar la comunión, todos sin excepción comulgaron, aquellos compañeros que pensaron que no lo conseguirían, pero eso en estos momentos daba igual. Lo importante es que se habían desplazado para estar ahí con él.

Y así pasaron los años,  y el Padre Elías se hizo famoso por su bondad y por mediar ante todos los  conflicto. Su fama traspaso fronteras y fue elegido el Obispo más joven de la Iglesia Católica, y luego fue nombrado Arzobispo, hasta que cuando cumplió los cincuenta y ocho años  llegó a ser nombrado  Cardenal.

Los periódicos Italianos de la región de Millán, dónde fue de visita decían, nadie con tan poco llego tan lejos, a lo que el corregía nadie con tan poco recibió tanto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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