CAPITULO II
DORIO
Azucena es la hermana Bohemia de Dorio,
es pelirroja y con el pelo rizado, se ha casado dos veces y las dos ha sido con
un ser no llamise, la primera vez fue con un gnomo muy bajito, y la segunda fue
con un ser humano muy guapo según ella. Otra en el lugar de Azucena estaría escondida,
ya que los seres humanos en ese tiempo ya estaban empezando a estar muy mal
vistos, pero esta familia es muy peculiar, lo que se pueda decir de ellos les
entra por un oído y les sale por el otro.
-No, mejor a tu hijo.
Es verdad que está un poco loco, pero es lo que necesitamos en estos momentos.
Dorio era el hijo loco de nuestro profesor
de ética en la magia. Es un ser raro y diferente al resto de los seres que me
he encontrado en el peregrinar de mi vida, es un maniático del orden, y le
molesta mucho que los seres se prejuzguen los unos a los otros sin antes
conocerse. El trabajó, durante muchos años con los científicos del mundo
humano. Era metódico en su trabajo, solo se alimentaba de verdura y fruta
y por esto se gano el sobrenombre de
Vegetal viviente, por sus compañeros humanos del trabajo.
- Esta bien, no hay
más que hablar, yo le diré que venga cuánto antes, a propósito antes de irme
será mejor que salgáis ya ha llegado vuestra amiga. Dijo el padre de Dorio
Margaríta al no tener magia, se había
pasado todo el viaje montando a caballo. Venia exhausta y , se quitó su gorro
mientras su larga melena de colores llegaba hasta el suelo de las baldosas rosas del palacio.
-
¡Hola amiga!, ¿cómo estás?
-
Con muchas ganas de verte. Dame un abrazo, y vamos para adentro que tenemos mucho que hacer
y así podrás ver al rey.
-
¡Perfecto! dijo Margarita muy contenta.
Ya dentro, en la otra
entrada estaba el rey, que había hecho llamar a todos los ciudadanos para que
fueran a vivir a Palacio, ya que se había dado cuenta de que no eran demasiados,
y más valía tenerlos cerca que lejos y de
ese modo poder ayudarlos.
-
¡Margarita!. ¡qué alegría!, me dijeron que costó mucho
que las palomas mensajeras te encontraran. Dijo el rey Paz
-
Sí, costó bastante, pero bueno no pasa nada no hay que
mirar atrás. Contesto casi sin aliento Margarita.
-
Tenemos que hablar los tres, vayamos a la sala del té.
Dijo Concordia.
La sala de té es de las pocas salas que ya
está totalmente reconstruida. A las criaturas mágicas le cuesta mucho trabajar
ya que están acostumbradas a hacerlo siempre con su magia, con sus varitas, con
sus polvos mágicos.
-
Margarita, te he mandado llamar porque Concordia y yo queremos que seas Primer ministro del nuevo mundo.
-
¿Sí?, ¡vaya!, gracias por el ofrecimiento, lo acepto encantada.
-
Gracias, muchas gracias, la reina está muy contenta y yo
más aun.
-
Cómo puedes ver no tenemos magia, todo lo tenemos que
hacer como si fuéramos humanos y no llamises. Dijo la reina
-
No os preocupéis. Hay que encontrar yacimientos de magia.
Hablare con Igor el Trol, y el
encabezara la búsqueda.
-
¡Eres la mejor!
-
No, ¡somos los mejores! .Todo esto va a salir bien,
ya verás. Cuando
queramos darnos cuenta todo se habrá arreglado, y esto solo se estudiara en los
libros de la biblioteca. Comento muy segura Margarita.
Yo comencé a llorar estaba muy preocupada por mis ciudadanos. Sin magia eran como seres humanos
torpes, esperaba que mi gran amiga lo
arreglara todo como siempre.
-¿Pero por qué lloras?
Pregunto Margarita mientras la mirada con ojos de benevolencia.
-Es que estoy
agobiada, como ya sabes, sin magia, somos como si fuéramos. Bueno tú ya me has
entendido. Dijo la reina mientras se secaba las lágrimas con un pañuelo
fabricado de tela de planta danzarina.
- Ten fe. Si hay una
cosa que he aprendido de los humanos todos estos años, es que sin magia se
pueden hacer cosas maravillosas. Después de todo somos unos llamises femeninos
y masculinos muy inteligentes.
- Sí, la verdad es
que sí, jeje. Hablando de inteligencia… Por ahí viene Dorio.
- ¿Qué hace aquí
Dorio?, pregunto alarmada Margarita.
- Le he mandado llamar, Margarita. Cómo sabes, el
tiene sueños proféticos, y es un excelente científico y su hermana también, tal
vez nos pueda ayudar. Dijo Concordia.
Margarita no
soportaba a Dorio. Para ella era el típico loco que no tenía ningún tipo de
escrúpulo por no importarle trabajar con los seres mortales, a esos a quien se
les llama seres humanos.
- Tú mandas, Contesto el brujo morado.
- Yo voy a llamar a
Igor para que venga, saldré a buscarlo, creo que me dijo que se pasaría por tu palacio para
saludaros. Dijo de forma muy diligente Margarita.
Igor, era un Trol leñador. Era guapo,
con buen porte, no tenía la piel excesivamente verde, ni su nariz era tan roja
como las de los otro trols, ni olía tan mal. Y le encantaba la ópera, tenía
una voz increíble. Si hubiera vivido en el mundo de los humanos hubiera llegado
a ser una celebridad de la lírica. Sólo permaneció un año en la escuela de su
tío, ya que nunca fue demasiado buen estudiante. El tenia un encanto especial,
que te envolvía y te hacía sentir segura a su lado siempre.
-
Igor, ven, que necesito hablar contigo. Dijo Margarita
mientras miraba para ver la hora en su anillo de forma de margarita que tenía
en el dedo corazón.
-
Tú dirás, bella brujita Margarita. Contesto con una gran
sonrisa el gigante Trol.
-
Mira , quiero, que reúnas a diez criaturas mágicas, y que os vayáis al bosque
del Abedul, y que miréis en todos los sitios. Tenéis que encontrar pequeñas
bolsitas de magia y traerlas todas, son unas treinta. Margarita le dijo esto
mientras le entregaba un pequeño
manuscrito de color verde , en el que aparecía el recorrido que tendría que
realizar para llegar hasta al bosque.
-
No te preocupes que lo haré. Podrás confiar en mí. Dijo
mientras miraba a los ojos negros fijamente de Margarita.
En ese momento se escucho un golpe seco.
Alguien se había caído. Al mirar quien
era pudieron ver que era Dorio, el brujo de pelo morado , que era famoso por
ser patoso y se había caído al pisar una rosa azul de la familia de las
celestinas.
-
Vaya casi había
olvidado que por ahí venia Dorio, pero es que cuando me pongo a hablar contigo siempre se me pasa el tiempo
volando. Dijo sonriendo Margarita
-
¡Qué dolor!, no
termino de enterarme como es esto
de montar a caballo, tengo el
trasero bien dolorido. Dijo el joven brujo mientras intentaba
levantarse del suelo.
-
Yo también me alegro de verte, Dorio no te quejes y ven
que los reyes te están esperando y tenemos que hacer muchas cosas. Margarita lo
ayudo extendiendo su mano , para ayudar a que se levantara del suelo, que
estaba lleno de barro azul.
Ya en la sala, nosotros le explicamos el
gran problema al que nos enfrentábamos, y que tenía que guardar silencio para
no asustar a la población.
-
Lo primero que necesito es una tiza, dijo Margarita ¿Quién
tiene una tiza?
Dorio, se sacó de debajo de su sombrero
negro puntiagudo, una caja de tizas de colores.
Margarita hizo un cuadrado en el suelo
del salón, mientras les explicó los pasos que tenían que seguir para que su plan tuviera éxito.
-
Mirad, nosotros estamos aquí. Igor tardara unos cinco
días humanos en llegar ahí, y calculo que treinta en regresar.
Mientras tendremos que construir artilugios para sobrevivir. Margarita
decía esto mientras se limpiaba las manos de tiza con un pequeño pañuelo de
color rosa que llevaba guardado en el bolsillo
derecho.
-
Lo primero es hacer una lista con los nombres de todos
los ciudadanos, su edad, lo que saben hacer, sin magia por supuesto. Esto
aunque ahora no lo parezca, nos ahorrará mucho tiempo.
Dorio, ve al salón y
haz la lista. Yo me quedare aquí dando indicaciones a los reyes, que también
necesito que me ayuden ellos. Margarita hizo el gesto de invitar a los dos
reyes a sentarse en unas sillas de color
cobre que tenía en la sala ,
-
¿Os acordáis de la sirenita Claudia?, Preguntó Margarita
-
Sí, claro fue nuestra maestra de natación, ¿por qué lo
preguntas? , pregunto con curiosidad Concordia.
-
Ahí, tienen algas y pescado. Podremos hablar con ella,
para que forme una expedición y que nos ayude a traer alimentos a la superficie.
Dijo Margarita mientras le estregaba la carta de la sirena en la que se ofrecía
para lo que fuera necesario.
-
De la fruta se puede encargar el gnomo Nicolás, subiré ahora mismo a la sala y se lo
comentare. Dijo Margarita
-
Tú, Paz debes buscar telas, y coser por lo menos varias
túnicas. Yo te ayudare, y entre los dos lo haremos.
Tienen que estar vestidos.
No te supondrá un gran esfuerzo, somos bastante pocos. Y además si mal no
recuerdo tu madre era una llamise costurera famosa en la región.
Comenzaron a trabajar todos cada uno con
lo que le había pedido Margarita.
Claudia, le entrego dos bolsas de polvos
mágicos, que estaban en su mundo submarino.
Mientras en el bosque Igor no paraba de ir mirando madriguera por
madriguera y cueva por cueva , buscando los yacimientos de magia que le había
pedido Margarita.
-
Aquí no hay nada, es la quinta vez que lo miramos todo,
dijo Lauro el hechizado.
Los hechizados, como su nombre indica,
son criaturas que suelen estar bajo el influjo de un hechizo, bien por fruto de
una venganza o por un castigo.
Lauro era del último grupo. Era un medio
oso de cuello para arriba, y de cuello para abajo era un simple llamise.
Después de quince días humanos, en palacio, Dorio fue a hablar con
Margarita para comentarle que tenía que
contarle algo de gran trascendencia para el mundo de la felicidad completa.
-
Margarita, perdona que te moleste, pero necesito
comentarte algo. Dijo muy contento Dorio
-
Pues tú dirás, dijo en tono despreciativo. Margarita
-
No sé si sabes que yo estuve durante muchos años
trabajando con los humanos y que aparte yo soy un buen matemático. Durante todo este tiempo realice unos
descubrimientos que son importantísimos. Si me permitieras, podría ayudarte
mucho para que estemos bastante mejor que antes. Le dijo Dorio
-
¿Mejor que antes?. Tu bien sabes que eso es imposible. No
tenemos magia y me da la sensación por el tiempo que está tardando Igor que tampoco la volveremos a tener. Contesto
ásperamente Margarita.
-
¿Y si te dijera que podemos hacer todo casi todo lo que
hacíamos antes, sin utilizar magia?. ¿Qué me dirías?, pregunto Dorio sin
apartar sus ojos morados de los de Margarita.
-
Pues que ¿a qué esperas para contármelo?, pregunto
Margarita.
Al brujo Dorio se le
iluminaron los ojos color morado. Había estado trabajando mucho tiempo. Era un
matemático chiflado que tenía ideas poco ortodoxas y había sido llamado por la Reina Ana Teresa,
para formar parte de su equipo de trabajo, cuando se unificaron los dos mundos.
-
Mira, he descubierto
que nosotros, al igual que los seres humanos, no aprovechamos nuestro potencial
mental. Hay hemisferios del cerebro que no utilizamos, ellos solo tienen dos,
nosotros tenemos tres, el derecho, el izquierdo y el central. Le dijo esto
mientras saco un artilugio que parecía un casco con muchos cables.
-
Me he pasado todo este tiempo estudiando, el modo de
activar la parte central de nuestro cerebro.
-
Puedo decir sin temor a ruborizarme, que lo he logrado.
Dijo Dorio mientras se colocaba en la cabeza el curioso aparato.
-
¿Y qué significa eso? Pregunto con mucha intriga
Margarita.
-
¡Que he averiguado como podemos mover las cosas con
nuestra mente, y atravesar muros, volar! Dijo Dorio
-
¡Es fantástico!. ¡Que contentos se van a poner los
reyes!. Margarita estaba tan contenta
por lo que acababa de escuchar que no dudo en besar en los labios a Dorio.
En ese momento se
pusieron los dos colorados y sintiendo una sensación extraña fueron a hablar
con los reyes. Dorio demostró que era cierto lo que estaba diciendo. Podía
atravesar muros, volar, mover cosas con la mente…
En ese momento
apareció Igor, que sólo había encontrado cinco bolsas de polvos mágicos.
-
¡Esto es poquísimo!, dijo con preocupación el Rey Paz
-
Con esto no tenemos para nada, ¿Qué vamos a hacer ahora? Pregunto muy triste
la reina.
Margarita miro la
lista que le había pedido a Dorio. En esa lista venía todo lo que eran capaces
de hacer los ciudadanos sin magia. Había uno de ellos que se llamaba Tobit, que
era capaz de rastrear por el olor cualquier objeto que se le enseñara.
-
Mandad llamar a Tobit. Si es cierto lo que estoy leyendo
podemos seguir intentándolo. Dijo Margarita
-
También te aconsejo una cosa, si no te molesta mucho que
yo te de un consejo dijo Dorio.
-
Dime lo que quieras. Esta vez su tono había pasado del desprecio, a una gran admiración.
-
Está bien que busques yacimientos y todo eso, pero
también podríamos clonar las bolsas.
-
¿Podrías hacerlo? . Si es que sí, voy a terminar
enamorándome de ti. Le dijo pícaramente Margarita.
-
La verdad, es que todavía no lo he intentado, si vienes a
mi casa te enseñare allí tengo mis inventos, los hago con mi hermana Amapola.
-
Vaya ¿me estas pidiendo una cita?, no soy una llamise
fácil de convencer. Pero podría hacer una excepción e ir a tu estudio, allí
hablaremos de esto, hace, más de quince
días que no salgo del palacio, aunque soy muy feliz con los reyes, debería ir
buscándome otras distracciones.
-
Margarita le guiñó un
ojo a Dorio. Cada segundo que pasaba le gustaba más. No era excesivamente atractivo. Era muy delgado y tenía un olor extraño a
tubo de ensayo de laboratorio.
-
Ven a mi casa a las cinco. Es fácil de encontrarla. Sólo
tienes que salir de palacio, y cruzar la calle. Es la casa con forma de bota.
-
Está bien, allí estaré. Le respondió con una sonrisa
enorme Margarita.
Mientras Igor esperaba
a que Tobit fuera con él al bosque, entre
los dos buscarían a ver si esta vez tenían más suerte, y podrían encontrar por
fin los yacimientos de magia.
Como era de esperar,
Tobit llegó al bosque, y después de oler un poco el polvo de magia y que estornudara pudo decirle los
sitios exactos donde estaban los yacimientos sin ningún problema.
Sonó el timbre de la
puerta. Era Margarita, traía una escoba como símbolo para entregárselo a los
anfitriones.
En mi mundo es muy
normal entregar una escoba y aunque las
que tenemos ahora no vuelan, es lo que solemos hacer. Cuántas más escobas
tengas en tu casa como regalo de tus invitados, más orgullo puede sentir un
llamise.
-Mira te voy a presentar
a mi hermana gemela Azucena. Ella es Margarita. Le dijo Dorio
con gran orgullo.
Azucena sonriendo le
extendió la mano para saludarla. Al pasar tanto tiempo con los humanos, los dos
hermanos Carrol parecían de todo menos
llamises.
-
Yo también me alegro de conocerte. He escuchado mucho
hablar de tí y de tus inventos. Tu hermano me ha confesado hasta donde podéis
llegar. Contesto Margarita mientras le entregaba la escoba que les había traído.
-
Gracias, no tenías
que haberte molestado. Le contestó
mientras colocaba la escoba junto a la otras que tenía en un baúl muy bonito de
terciopelo rojo. Mi hermanito es demasiado modesto. Los dos somos inventores. Siéntate le indico
la hermana Carrol.
-
¿quieres comer algo?, le pregunto Dorio
-
Una ensalada de fruta, la comida en Palacio me está
matando poco a poco. Dijo Margarita mientras se tocaba la tripa con tono
jocoso.
-
¿Cómo lleváis las labores de reconstrucción? Preguntó
Azucena mientras pinchaba con un tenedor un trozo de Lispi, una fruta que crece
en el mundo mágico y que es mitad limón y mitad naranja.
-
Lentas, pero mejor de lo que yo me esperaba, la verdad. El palacio esta ya totalmente reconstruido,
y más bonito incluso que antes, Ahora estamos con las casas de los habitantes
más mayores, para que poco a poco puedan
volver a ellas. –
-
¡qué rica está la fresa!,
¿Dónde la habéis conseguido? Exclamo entusiasmada Margarita.
-
Nosotros cultivamos nuestra propia comida. Ya lo hacíamos
con los humanos. Le explico Dorio muy feliz.
-
Espero que luego me lo mostréis. Siempre es bueno saber
estas cosas. Dijo Margarita mientras pinchaba un trozo de ensalada y se la
metía en la boca.
-
Quería preguntaros una cosa, ¿Es verdad que podéis clonar
los polvos mágicos?, preguntó con mucha curiosidad Margarita.
-
Sí. Es una de las cosas más fáciles de hacer. Puedo
copiarlos y serán exactamente igual. Le dijo Dorio mientras le cogía una de las
manos a Margarita.
-
¿Cómo es posible? Pregunto muy extrañada Margarita.
-
Fácil. Como tú sabes los polvos vienen de la planta bondad,
que se cultivaba en la gran villa de la vida. Nosotros , antes de que estallara
las revueltas, cogimos muestras de varias plantas. Entre ellas de la que te
estoy hablando. La tengo en mi laboratorio junto con las otras. Contesto Dorio
-
Sólo hay que conocer el NIP, el número de identificación
de la planta y puede copiarse perfectamente. Nosotros lo hacemos mejor que los
seres humanos. Le dijo Azucena Mandarina mientras soltaba su rizada media
melena de color rojo.
-
¿Cuánto tiempo tardaríais en hacerlos?, preguntó una
acelerada Margarita.
-
Eso es otra cosa, dijo Dorio, tardaremos al menos cuatro
meses.
-
¡Eso es mucho tiempo!. Exclamo con decepción mientras se
le borraba la ilusión de sus ojos.
-
No te preocupes, y tomate ya la ensalada. Le indico la
hermanan de Dorio.
-Y el zumo este de
limón y mandarina, ¡esta buenísimo! , dijo Margarita mientras saboreaba la
deliciosa bebida.
De repente, se
miraron los dos hermanos, con cara de llamises pequeños, como si ocultaran algo mucho más interesante que todo
lo que estaban contando.
-
¿Se lo contamos ya? . Es que no aguanto más con este
secreto. Le dijo Dorio a su hermana.
-
¡Me quiero enterar!, ¡contármelo!, mientras Margarita juntaba sus manos con gesto de
implorar clemencia.
-
Ven con nosotros y tú misma lo verás con tus propios
ojos. Le dijo Dorio.
Abrieron una puerta de
la casa que tenía dos cerraduras. La primera la abrió Amapola y la segunda la abrió Dorio con una llave que
tenía puesta en una cadena de metal en
el cuello.
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